Pideme lo que quieras, ahora y siempre, стр. 66

Frida y mi hermana hablan. Se recuerdan de cuando se vieron en la carrera de motocross. Ambas son madres y hablan de ninos. Yo las escucho durante un rato, y cuando mi hermana se aleja, Frida me dice al oido:

—Pronto habra una fiestecita privada en el Natch.

—?Guau, que interesante!

—Muy..., muy interesante —se mofa Frida, divertida.

Sonrio mientras la sangre se me sube a la cabeza. ?Sexo!

Diez minutos despues, me estoy partiendo de risa con mi hermana. Es una criticona incansable y las valoraciones que me hace en referencia a algunas cosas son dignas de escuchar. Sonia, encantada de organizar esa fiesta para mi, en un momento dado me lleva a un lateral del salon.

—Hija, que alegria poder celebrar la fiesta de cumpleanos en mi casa con tu familia.

—Gracias, Sonia. Has sido muy amable por recibirnos a todos.

La mujer sonrie y, senalando al pequeno Flyn, murmura:

—?Te ha gustado su regalo?

Me toco el cuello y se lo enseno.

—Es precioso.

Sonia sonrie y cuchichea:

—Quiero que sepas que el otro dia, cuando mi nieto me llamo por telefono para pedirme que lo llevara a un centro comercial y le ayudara a comprarte un regalo de cumpleanos, no me lo podia creer. ?Salte de alegria! Me emociono que me llamara y me pidiera ayuda. Es la primera vez que lo hace. Y en el camino, converso conmigo como no lo habia hecho nunca. Incluso me pregunto por su madre y si queria que me llamara «abuela».

La mujer se emociona, y tras mover la cabeza en senal de «?no quiero llorar!», prosigue:

—Tambien me dijo lo feliz que esta porque tu estas viviendo con el.

—?En serio?

—Si, cielo. No me cai de culo porque estaba sentada.

Ambas nos reimos, y Sonia, emocionada, indica:

—Te lo dije una vez cuando te conoci: eres lo mejor que le ha podido ocurrir a Eric.

—Y tu hijo es lo mejor que me ha podido ocurrir a mi —insisto.

Sonia cabecea. Asiente y cuchichea.

—Este hijo mio, con lo cabezota y mandon que es, ha tenido mucha suerte por encontrarte. Y Flyn, ya ni te cuento. Eres perfecta para ellos. —Sonrio, y dice—: Por cierto, Jurgen me ha dicho que eres una maravillosa corredora de motocross. Estoy deseando ir un dia a verte. ?Cuando te apuntaras a una carrera?

Me encojo de hombros. De momento, no me he apuntado a nada. No quiero que Eric se entere.

—Cuando lo haga, te avisare. Y gracias por la moto. ?Es estupenda!

Ambas nos reimos.

—A riesgo de la bronca que me caera cuando Eric se entere y del enfado que se cogera conmigo, me alegra saber que te lo pasas genial. Estoy segura de que Hannah estara sonriendo al ver que su querida moto vuelve a tener vida y que esta bien cuidada en tu casa.

«Mi casa». Que bien suenan esas palabras. No he discutido de nuevo con Eric por aquello. Tras la ultima discusion nunca mas ha vuelto a referirse a su casa como tal, y ahora Sonia hace lo mismo. Emocionada, le doy un beso.

—Ya sabes, si tu hijo me echa cuando se entere, necesitare una habitacion.

—Tienes la casa entera, carino. Mi casa es tu casa.

—Gracias. Es bueno saberlo.

Las dos nos reimos, y Eric se acerca a nosotras.

—?Que planean las dos mujeres mas importantes de mi vida?

Sonia le da un beso en la mejilla y, divertida, se mofa mientras se aleja:

—Conociendote, carino, un disgusto para ti.

Eric la mira descolocado; despues clava sus impactantes ojos en mi y, encogiendome de hombros, respondo con voz angelical:

—No entiendo por que ha dicho eso. —Y para cambiar de tema, susurro—: Frida me ha comentado que se esta organizando otra fiestecita privada en el Natch.

Mi amor sonrie, acerca su boca a la mia y murmura:

—Si, pequena.

Nos dirigimos a la mesa y Eric, con galanteria, retira la silla para que me siente, y cuando lo hago, me besa el hombro desnudo. Ambos sonreimos, y toma asiento frente a mi, justo al lado de mi padre y Flyn.

De pronto, mi hermana, que esta sentada a mi lado, cuchichea:

—Cuchufleta, ?te puedo hacer una pregunta?

—Y cincuenta —contesto.

Raquel mira con disimulo a su izquierda y, aproximandose de nuevo a mi, murmura:

—Estoy perdida con tanto tenedor, tanto cuchillo y tanta gaita. Lo de los cubiertos, ?como se usaba?, ?de fuera adentro o de dentro afuera?

La entiendo perfectamente. Yo aprendi el protocolo en las comidas de empresa. En nuestra casa, como en la gran mayoria de las casas del mundo, solo utilizamos un cuchillo y un tenedor para toda la comida. Sonrio y respondo:

—De fuera adentro.

Con rapidez observo que se lo indica a mi padre, y este, aliviado, asiente. ?Que mono es! Yo sonrio cuando mi hermana vuelve al ataque:

—?Y cual es mi pan?

Miro los cacitos que hay frente a nosotras y respondo:

—El de la izquierda.

Raquel sonrie de nuevo. Eric se da cuenta de todo, me mira con complicidad, y yo me pongo bizca. Su carcajada me toca el alma tanto como se que mi gesto a el el corazon.

Por la noche, tras una velada estupenda, en la que me cantan el cumpleanos feliz y me hacen preciosos regalos, cuando regresamos a casa, todos estamos encantados y agotados. Sonia es una estupenda organizadora de fiestas y lo ha dejado patente.

Todos se acuestan, y Eric y yo entramos en nuestra habitacion y cerramos la puerta. Sin encender las luces, nos miramos. La luz de la farola que entra por la ventana es lo unico que nos deja ver nuestros rostros. Incapaz de permanecer mas tiempo sin tocarlo, me acerco a el y, mimosa, le paso mis brazos por el cuello mientras le susurro:

—Pideme lo que quieras, ahora y siempre.

Eric me besa, asiente y, sobre mi boca, repite:

—Ahora y siempre.

34

Tras una estupenda manana en la piscina como le prometi a mi sobrina, por la tarde mi familia debe regresar a Espana. Lo hacen en el avion privado de Eric. Verlos marchar me apena, me entristece, pero estoy feliz por haber estado esas horas con ellos.

—Venga, pequena, sonrie —murmura Eric, cogiendome el moflete cuando para en un semaforo—. Ellos estan bien. Tu estas bien. No tienes por que estar triste.

—Lo se. Pero los echo mucho de menos —murmuro.

El semaforo se pone verde, y Eric arranca. Miro por la ventanilla y, de pronto, la musica suena a todo volumen. Alucinada, observo a mi chico y lo veo cantando a pleno pulmon Highway to Hell de los AC/DC:

Living easy, living free,

Season ticket on a on-way ride

Asking nothing leave me be

Taking everything in my stride...

Sorprendida, pestaneo.

Es la primera vez que lo veo cantar asi. Me rio y exagera los movimientos de malote. ?Me encanta su lado salvaje! Eric mueve la cabeza al compas de la musica y me incita con la mano para que cante y haga lo mismo. Divertida, comienzo a cantar con el a voz en grito. Nos miramos y reimos. De pronto, aparca el coche. Continuamos cantando, y cuando la cancion acaba, ambos soltamos una carcajada.

—Siempre me ha gustado esta cancion —dice Eric.

Me quedo boquiabierta porque esa canera cancion le guste.

—?Te gustaban los AC/DC?

Sonrie, sonrie..., baja el volumen de la musica y confiesa:

—Por supuesto. No siempre he sido tan serio.

Durante unos minutos, me explica su roquera vida de jovencito, y yo lo escucho sorprendida. ?Vaya con Iceman! Pero cuando finaliza su relato, mi sonrisa ha desaparecido. Eric me mira. Sabe que pienso de nuevo en mi familia. Ve el dolor que tengo en la mirada por su marcha y dice:

—Sal del coche.

—?Que?

—Sal del coche —insiste.

Cuando lo hago, sonrio. Se lo que va a hacer. Suena en la radio You are the sunshine of my life de Stevie Wonder. Eric sube el volumen a tope, sale del coche y camina hacia mi.