Pideme lo que quieras, ahora y siempre, стр. 64

—Oye, carino, yo no sabia quien era ese hombre. Solamente he sido simpatica y...

—Pues no lo seas —me corta—. A ver cuando te das cuenta de que aqui, si eres tan simpatica con un hombre, se creen que estas ligando.

Eso me hace sonreir. Los alemanes son algo particulares en muchas cosas, y esa es una de ellas.

—?Estas celoso?

Eric no responde. Me mira con esos ojazos que me tienen loca. Al final, sisea:

—?He de estarlo?

Niego con la cabeza mientras le doy al boton de los CD del coche y me sorprendo al ver que Eric escucha mi musica. Mientras Eric protesta y yo sonrio, Luis Miguel canta:

Tanto tiempo disfrutamos de este amor, nuestras almas se acercaron tanto asi,

que yo guardo tu sabor, pero tu llevas tambien, sabor a mi.

?Oh, Dios, que bolero mas romantico!

Miro a Eric. Su ceno fruncido me hace suspirar, y sin dejarle continuar con sus quejas, pregunto:

—?Estas mejor de tu dolor de cabeza?

—Si.

Tengo que hacer algo. Tengo que relajarlo y hacerlo sonreir. Por ello, digo:

—Sal del coche.

Sorprendido, me mira y pregunta:

—?Como?

Abro la puerta del coche y repito:

—Sal del coche.

—?Para que?

—Sal del coche, y lo sabras —insisto.

Cuando lo hace, da un portazo. En su linea. Antes de salir yo subo la musica a tope y dejo mi puerta abierta. Susto sale tambien. Despues, camino hacia donde esta mi grunon preferido y, abrazandolo, digo ante su cara de mosqueo:

—Baila conmigo.

—??Que?!

—Baila conmigo —insisto.

—?Aqui?

—Si.

—?En medio de la calle?

—Si... Y bajo la nieve. ?No te parece romantico e ideal?

Eric maldice. Yo sonrio. Va a darse la vuelta, pero dandole un tiron del brazo, le exijo tras propinarle un fuerte azote:

—?Baila conmigo!

Duelo de titanes. Alemania contra Espana. Al final, cuando arrugo la nariz y sonrio, claudica.

?Ole la fuerza espanola!

Me abraza. Es un momento magico. Un instante irrepetible. Baila conmigo. Se relaja. Cierro los ojos en los brazos de mi amor mientras la voz de Luis Miguel dice:

Pasaran mas de mil anos, muchos mas.

Yo no se si tendra amor la eternidad.

Pero alla, tal como aqui, en la boca llevaras

sabor a mi.

—Tiene su puntillo verte celoso, carino, pero no has de estarlo. Tu para mi eres unico e irrepetible —murmuro sin mirarlo, abrazada a el.

Noto que sonrie. Yo lo hago tambien. Bailamos en silencio, y cuando la cancion termina, lo miro y pregunto:

—?Mas tranquilo? —No responde. Solo me observa, y anado mientras le pongo caritas—: Te quiero, Iceman.

Eric me besa. Devora mis labios y murmura sobre mi boca:

—Yo si que te quiero, cuchufleta.

33

Llega mi cumpleanos, el 4 de marzo. Veintiseis anazos. Hablo con mi familia, y todos me felicitan con alegria. Los anoro. Tengo ganas de verlos y achucharlos, y prometo ir pronto a visitarlos. Sonia, la madre de Eric, da una cena en su casa por mi cumpleanos. Ha invitado a Frida, Andres y a los amigos que conoce. Estoy feliz.

Flyn me ha regalado un colgante muy bonito de cristal que luzco con orgullo. Que el pequeno me haya buscado y me haya dado ese regalo ha sido especial. Muy especial. Eric me regala una preciosa pulsera de oro blanco. En ella esta grabado su nombre y el mio, y me emociona. Es maravillosa. Pero el regalo que me pone la carne de gallina es cuando mi amor me dice que me quite el anillo que me regalo y me obliga a leer lo que hay en su interior: «Pideme lo que quieras, ahora y siempre».

—Pero ?cuando has puesto esto? —pregunto boquiabierta.

Eric rie. Esta feliz.

—Una noche mientras dormias. Te lo quite. Norbert lo llevo a un joyero amigo y cuando lo trajo en un par de horas te lo puse. Sabia que no te lo quitarias y que no lo verias.

Lo abrazo. Ese tipo de sorpresas son las que me gustan, las que no me espero, y mas cuando con voz ronca me besa y murmura sobre mi boca:

—No lo olvides, pequena, ahora y siempre.

Una hora despues, tras arreglarme, me miro en el espejo. Me gusta mi imagen. El vestido de gasa negro que Eric me compro me encanta. Observo mi pelo. Decido dejarmelo suelto. A Eric le gusta mi pelo. Le gusta tocarlo, olerlo, y eso me excita.

La puerta de la habitacion se abre y el dueno de mis deseos aparece. Esta guapisimo con su esmoquin oscuro y su pajarita.

«?Mmm!, ??pajarita?! Que sexy. Cuando regresemos le quiero desnudo con la pajarita», pienso, pero mirandole pregunto:

—?Que te parezco?

Eric recorre mi cuerpo con su mirada y en su escaneo siento el ardor de lo que le parezco. Finalmente, ladea la boca y, con una peligrosa sonrisa, murmura:

—Sexy. Excitante. Maravillosa.

Por favor..., ???que me lo como!!!

Acalorada, dejo que me abrace. Sus manos tocan mi desnuda espalda y yo sonrio cuando su boca encuentra la mia. Ardor. Durante unos segundos, nos besamos, nos disfrutamos, nos excitamos, y cuando estoy a punto de arrancarle el esmoquin, se separa de mi.

—Vamos, morenita. Mi madre nos espera.

Miro el reloj. Las cinco.

—?Tan pronto vamos a ir a la casa de tu madre?

—Mejor pronto que tarde, ?no crees?

Cuando me suelta, sonrio. ?Malditas prisas alemanas!

—Dame cinco minutos y bajo.

Eric asiente. Vuelve a darme otro beso en los labios y desaparece de la habitacion dejandome sola. Sin tiempo que perder, me pongo los zapatos de tacon, me vuelvo a mirar en el espejo y me retoco los labios. Una vez que termino, sonrio, cojo el bolsito que hace juego con el vestido y, encantada y dispuesta a pasarlo bien, salgo de la habitacion.

Cuando bajo la bonita escalera, Simona acude a mi encuentro.

—Esta usted bellisima, senorita Judith.

Contenta, sonrio y le doy un achuchon. Necesito achucharla. Susto y Calamar vienen a saludarme. Una vez que suelto a Simona, con una candorosa sonrisa, me mira y dice mientras se lleva a los perros:

—El senor y el pequeno Flyn la esperan en el salon.

Encantada de la vida y con una gran sonrisa en los labios, me dirijo hacia alli. Cuando abro la puerta, una corriente electrica recorre todo mi cuerpo y, contrayendoseme la cara, me llevo la mano a la boca y, emocionada como pocas veces en mi vida, me pongo a llorar.

—?Cuchufletaaaaaaaaaaa! —grita mi hermana.

Ante mi estan mi padre, mi hermana y mi sobrina.

No puedo hablar. No puedo andar. Solo puedo llorar mientras mi padre corre hacia mi y me abraza. Calidez. Eso siento al tenerlo cerca. Finalmente, solo puedo decir:

—?Papa! ?Papa, que bien que estes aqui!

—?Titaaaaaaaaaaaa!

Mi sobrina corre a besuquearme junto a mi hermana. Todos me abrazan y durante unos minutos un caos de risas, lloros y gritos impera en el salon, en tanto observo el gesto serio de Flyn y la emocion de Eric.

Cuando me repongo de esa estupenda sorpresa, me retiro los lagrimones de las mejillas y pregunto:

—Pero..., pero ?cuando habeis llegado?

Mi padre, mas emocionado que yo, responde:

—Hace una hora. Menudo frio hace en Alemania.

—?Aisss, cuchu, estas preciosa con ese vestido!

Me doy una vueltecita ante mi hermana y, divertida, respondo:

—Es un regalo de Eric. ?A que es precioso?

—Alucinante.

Al no ver a mi cunado en el salon, pregunto:

—?Jesus no ha venido?

—No, cuchu...Ya sabes, el trabajo.

Asiento y mi hermana sonrie. La beso. La quiero. Mi sobrina, que esta como loca agarrada a mi cintura, grita:

—?No veas como mola el avion del tito Eric! La azafata me ha dado chocolatinas y batidos de vainilla.

Eric se acerca a nosotros y, tomandome de la mano, dice tras besarmela: