Pideme lo que quieras, ahora y siempre, стр. 58

—?Ahora te van a salir los ronchones y la cabeza te va a dar vueltas como a la nina del exorcista?

La carcajada de los dos es deliciosa.

—La nueva modalidad es mi cara verde y mis puntos. ?Puede haber algo mas sexy para un dia de los Enamorados?

Eric me besa y, cuando se separa de mi, digo:

—Me ha comentado Frida que esta noche va a una fiesta en un bar de intercambio de parejas. ?Tu sabias algo?

—Si. Luigi me llamo para invitarnos al Nacht. Pero decline la oferta. No estas tu para muchas fiestas, ?no crees?

—Pues si..., pero, oye, si hubiera estado presentable, me habria gustado ir.

Eric me besa y me mordisquea el labio inferior.

—Pequena viciosilla, ?tan necesitada estas? —Yo me rio y niego con la cabeza, y el comenta mientras me aprieta contra el—: Ya habra otras fiestas. Te lo prometo. —Y al ver mi mirada, pregunta—: A ver, morenita, ?que quieres preguntar?

Yo sonrio. Como me va conociendo. Y acercandome a el, pregunto:

—?Has hecho alguna vez un boybang?

—Si.

—?Hala, que fuerte!

Eric rie por mi contestacion.

—Carino, llevo mas de catorce anos practicando un tipo de sexo que para ti de momento es una novedad. He hecho muchas cosas, y te aseguro que algunas de ellas nunca querre que las hagas. —Y al ver que lo miro en busca de saber mas, indica—: Sado.

—?Ah, no!, eso no quiero —aclaro. Y tras escuchar la risa de Eric, pregunto—: ?Que piensas de los gangbang?

Eric me mira, me mira, me mira..., y cuando mi paciencia esta a punto de explotar, responde:

—Demasiados hombres entre tu y yo. Preferiria que no lo propusieras.

Eso me hace reir, y antes de que pueda decir nada, cambia de tema:

—Tengo sed. ?Quieres beber algo?

Enamorada, con mi ramo de rosas en la mano, camino de su mano por el enorme y amplio pasillo de la casa. De pronto, cuando llego a la cocina y entro, Simona me mira con una sonrisa, y yo grito:

—?Susto!

El animal corre hacia mi, y Eric lo para. No quiere que me haga dano. Pero el animal esta como loco de felicidad, y yo todavia mas. Tras abrazar con cuidado a Susto y decirle mil cosas carinosas, miro a mi machote de ojos azules y, sin importarme que Simona este delante, le abrazo y murmuro en espanol:

—?Ni gangbang ni leches! Eres lo mas bonito que ha parido tu madre y te juro que me casaba contigo ahora mismo con los ojos cerrados.

Eric sonrie. Esta pletorico. Me besa.

—Lo mas bonito eres tu. Y cuando quieras..., nos podemos casar.

?Oh, Dios! Pero ?que acabo de decir? ?Le acabo de pedir matrimonio? Pa matarme.

Susto da saltos a nuestro alrededor, y Eric, parandolo, comenta, divertido:

—Como veras, le he puesto la bufanda para el cuello que le hiciste. Por cierto, esta tremendamente afonico.

—?Aisss, que te como Iceman! —exclamo riendo y lo beso.

Apasionada por aquel bonito momento, estoy tocando a Susto, que no para de moverse por lo contento que esta, cuando veo algo en las manos de Simona. Es un cachorro blanco.

— ?Y esta preciosidad? —pregunto mientras lo miro embobada.

Sin soltarme de la cintura, nos acercamos a Simona, y Eric comenta:

—Estaba en la misma jaula que Susto. Por lo visto es el unico de su camada que ha sobrevivido, y debe de tener como mes y medio me han dicho. Susto no se queria venir conmigo si no me llevaba a este pequeno tambien. Tenias que haberle visto como lo agarro con la boca y salio de la jaula cuando lo llame. Luego, fui incapaz de devolver al cachorrillo a la jaula.

—Es usted muy humano, senor —murmura, emocionada, Simona.

—Es el mejor —asiento, dichosa. Y luego, mirando a Susto, afirmo—: Y tu, un padrazo.

Ante nuestros comentarios, mi feliz Iceman sonrie y dice, mirando al cachorro:

—Lo que no se es de que raza sera.

Con mimo, cojo al cachorro. Es gordito y esponjoso. Una preciosidad.

—Es un mil razas.

—?Un mil razas? Y ese ?que perro es? —pregunta Simona.

Eric, que ha entendido mi broma, sonrie, y yo, con el cachorro en mis manos, le aclaro a Simona:

—Un mil razas es un perro que tiene de todas las razas un poco y ninguna en especial.

Los tres nos reimos. Simona, feliz, se marcha para contarselo a Norbert. Yo dejo al cachorro en el suelo, y Eric dice mientras sujeta a Susto para que no me salte encima.

—?Te gustan tus regalos?

Encantada y enamorada, lo beso y musito:

—Son los mejores regalos, carino. Y tu eres el mejor.

Eric esta feliz. Lo veo en su mirada.

—De momento, se pueden quedar en el garaje, hasta que les hagamos una caseta fuera.

Yo le miro. Eso no se lo cree ?ni loco!

—Vale..., pero hoy dejales que se queden en casa. Hace mucho frio.

—?En casa?

—Si.

En este preciso momento, el cachorro, que camina por el suelo, se mea. ?Vaya pedazo de meada que echa! Eric me mira y, con seriedad, pregunta:

—?Dentro de casa?

Parpadeo. Le guino un ojo y, con complicidad, cuchicheo:

—Que sepas que acabas de aumentar la familia. Ya somos cinco.

Mi aleman cierra los ojos y entiende perfectamente lo que acabo de decir y antes de que diga alguna de sus perlas, le apremio:

—Vamos, Eric —digo mientras cojo al cachorro—. Demosle la sorpresa a Flyn.

—?Susto no le dara miedo?

Yo niego con la cabeza.

Sin hacer ruido, nos dirigimos hacia su habitacion de juegos. Con cuidado, abro la puerta y hago entrar al animal.

—?Susto! —grita el nino, y lo abraza.

Las carcajadas de Flyn son maravillosas. ?Colosales! Y el perro se tumba panza arriba para que le rasque la barriguita. Durante un rato, la felicidad del pequeno es plena, hasta que ve en mis manos algo que llama su atencion. Con los ojos como platos, se acerca a mi y pregunta:

—Y este ?quien es?

Eric, dichoso y, sobre todo, sorprendido por la felicidad que ve en su sobrino, explica:

—Cuando fui a buscar a Susto, estaba con el en la jaula. Susto no quiso dejarlo solo y se vino con nosotros.

El crio, alucinado, mira a su tio. Dos perros. ?Dos! Yo, encantada, dejo al cachorro en sus manos.

—Este pequenin sera tu superamigo y supermascota. Por lo tanto, el nombre se lo tienes que poner tu.

Flyn mira a su tio, y cuando ve que este asiente, sonrie. Mira a continuacion al cachorro blanco y dice, tras guinarme un ojo:

—Se llamara Calamar.

Un enorme nudo de emociones se agolpa en mi garganta al escucharlo, y sonrio. El pequeno pone el pulgar ante mi, yo pongo el mio, y terminamos con una palmada. Nos reimos. Eric me besa en el cuello y susurra en mi oido al ver a su sobrino feliz:

—Cuando quieras, ya sabes..., me caso contigo.

31

Con el transcurrir de los dias, mi cara vuelve a ser lo que era, y cuando el doctor me quita los puntos de la barbilla ante la atenta mirada de Eric, sonrie al ver la obra de arte que ha hecho. No se notan, y eso me hace feliz.

La casa, tras la llegada de Susto y Calamar, se ha vuelto una casa llena de risas, ladridos y locura. Eric, los primeros dias, protesta. Encontrarse meadas de Calamar en el suelo le pone de mal humor, pero al final claudica. Susto y Calamar lo adoran, y el los adora a ellos.

Muchas mananas cuando me levanto me gusta asomarme a la ventana y ahi esta mi Iceman, lanzandole un palo a Susto, para que este corra tras el. El animal lo ha tomado como costumbre. Antes de que el se vaya a trabajar, le lleva un palo a sus pies, y Eric juega y sonrie. Algunos fines de semana convenzo a Eric y a Flyn para pasear por el campo nevado con los animales. Susto lo agradece, y Eric juega con el mientras Flyn corretea a nuestro alrededor con su mascota. Me emociona todo. En especial, cuando veo como Eric se agacha y abraza a Susto. Mi frio y duro Iceman se va descongelando a cada dia que pasa, y cada dia me enamora mas.